Alkarama
En este 8 de marzo de 2024, en que estamos presenciando el más desgarrador genocidio de nuestra historia reciente en Palestina, desde el Movimiento de Mujeres Palestinas Alkarama expresamos lo siguiente:
Han transcurrido cinco meses desde el comienzo de la actual etapa del genocidio que el régimen colonial sionista está perpetrando sobre la Franja de Gaza. Son ya más de 30.500 personas asesinadas en la Franja de Gaza, de las cuales más de 13.200 son niños y niñas, y más de 71.700 personas heridas. Alrededor de 7.000 personas se hallan desaparecidas bajo los escombros. Además de las muertes contabilizadas por los efectos de las bombas y los ataques, son muchas más que no se están contabilizando como consecuencia de la propagación de enfermedades y de la inanición, especialmente en el centro y norte de la Franja de Gaza.
En Cisjordania y Jerusalén, la limpieza étnica se ha exacerbado exponencialmente desde el 7 de octubre. Han sido asesinadas 373 personas, y encarceladas alrededor de 5.000 de nuestros hermanos y hermanas. En total, 9.057 personas están secuestradas en las cárceles del régimen sionista, de las cuales 3.565 lo están bajo detención administrativa —sin cargos ni juicio—, 822 padecen alguna enfermedad, 438 son menores de edad y 187 son mujeres.
Nuestro pueblo se está enfrentando a una situación de extrema gravedad, y está sufriendo una verdadera crisis humanitaria sin precedentes, en la que las bombas y los ataques a fuego van acompañados de la falta de alimentación, agua potable, combustible, medicamentos y material sanitario. Es un auténtico genocidio que está siendo apoyado, financiado y ocultado por Occidente. Vergüenza de Estados Unidos, quien financia con miles de millones de dólares el intento de borrado del mapa de la Franja de Gaza. Vergüenza de la Unión Europea, que aún mantiene acuerdos preferenciales con Israel. Vergüenza de todos aquellos Gobiernos occidentales que mantienen la compraventa de armas con el régimen sionista. Vergüenza de los regímenes sátrapas árabes, que anteponen sus intereses oligárquicos y hacen lo que sea por mantener el favor de los intereses imperialistas, aun a costa de sacrificar a todo un pueblo, el pueblo palestino.
En este 8 de marzo, no podemos dejar de denunciar que las mujeres palestinas son, además, un blanco preferente de los ataques sionistas. Ellas, nosotras, somos un referente en la lucha contra la colonización sionista, un referente en la lucha por la liberación nacional. Y eso a los intereses imperialistas y sionistas no les hace ningún favor. Porque un pueblo en el que sus mujeres son un pilar fundamental y estratégico en la defensa de la soberanía y la lucha contra el régimen colonial es un pueblo “peligroso”. Las mujeres palestinas, además de desempeñar un importante rol en la vida política, económica, cultural, social y educativa, son un puente de trasmisión entre generaciones que hacen posible preservar los valores identitarios palestinos, esos que el régimen sionista consideraba que acabaría destruyendo. Nada más lejos de la realidad. Es por ello por lo que el sionismo se ceba especialmente con las mujeres, y la actual etapa del genocidio no es una excepción.
Las mujeres están sufriendo un auténtico feminicidio y son un objetivo claro de exterminio para las fuerzas de ocupación sionistas, quienes las ven como portadoras de futuros combatientes palestinos. Alrededor de 60.000 mujeres en Gaza están embarazadas en riesgo: recordemos que 31 de 36 hospitales están fuera de servicio debido a los ataques, y los pocos que aún están en funcionamiento están saturados, por lo que muchas de ellas tienen que parir en la calle, entre los escombros e incluso bajo las bombas, y a muchas otras se les practica la cesárea sin anestesia por la falta de medios, con todos los riesgos que ello conlleva.
Muchas de nuestras hermanas gazatíes han sido arrestadas, sometidas a registros corporales por soldados hombres, a abusos sexuales de todo tipo, fotografiadas a veces desnudas o en posiciones denigrantes con imágenes que luego los soldados sionistas comparten entre sus redes sociales, y en algunos casos obligadas a ver ejecuciones sumarias de sus propias familias. Se conocen casos de mujeres detenidas que fueron mantenidas en jaulas sin comida, bajo la lluvia y el frío.
En Cisjordania, las mujeres que se movilizan en las calles o expresan por cualquier medio alguna opinión respecto de la situación de su pueblo son detenidas y acusadas de terrorismo, y están sufriendo una violencia sexual sin precedentes por parte de las fuerzas de ocupación sionistas, llevando a cabo desnudos forzados, tocamientos y violaciones, utilizando esta violencia sexual como arma de guerra para que ellas se queden en sus casas y no luchen por los derechos de su pueblo. Si bien esto venía sucediendo y era preocupante antes del 7 de octubre, en la actual etapa alcanza proporciones de extrema gravedad.
Por todo ello, en este 8 de marzo, afirmamos que ni las mujeres ni la tierra somos territorio de conquista, y que no se puede ser feminista sin condenar la ocupación y el colonialismo; sin observar que, si bien el 7 de octubre marca un punto de inflexión, no es ni de lejos el punto de partida. Nuestra historia tiene más de 75 años de brutal colonialismo sionista, del mismo modo que tiene más de 75 años de lucha contra la lógica de la necropolítica capitalista, patriarcal, imperialista, del saqueo de nuestras tierras, bienes naturales y cuerpos. No habrá posibilidades de liberación de ningún tipo para las mujeres palestinas mientras no acabe la ocupación, mientras no se desmantelen las políticas del apartheid, mientras el proyecto sionista siga siendo alimentado con armas y sostenido financieramente por el imperialismo estadounidense y sus aliados cómplices, mientras continuemos dependiendo de la “filantropía” de ONG internacionales que nos imponen sus agendas y limitan nuestras propias expresiones de lucha, mientras las que estamos en la diáspora no podamos regresar a nuestras tierras de origen, de las que fueron expulsadas nuestras madres y abuelas.
Exhortamos a nuestras organizaciones hermanas feministas y a todo el movimiento feminista internacional a que se una a nuestras reivindicaciones. Las palestinas no entendemos el feminismo sin la lucha por la liberación nacional; para nosotras no es solo un movimiento de liberación de mujeres sino de toda la sociedad, porque lo que nos sucede a las mujeres palestinas, tanto en el ámbito privado como en el público, nos sucede en un contexto colonial. Son los poderes fácticos imperialistas y sionistas los que intentan por todos los medios desmantelarnos y desacreditarnos, extendiendo la propaganda racista y blanqueadora de legitimación del genocidio, vendiendo una imagen de las mujeres palestinas de sumisas, ignorantes y sometidas, cuando la realidad es justamente la contraria.
Asimismo expresamos firmemente nuestro orgullo y apoyamos sin condiciones a nuestra resistencia, la cual es legítima y está enfrentando la descolonización y liberación de nuestra patria con una precisión admirable frente a uno de los ejércitos más poderosos y tecnológicamente sofisticados del mundo.
Unidas venceremos. Hasta la victoria y el retorno. ¡Palestina será libre, desde el río hasta el mar!