Por
Gaëlle Diego
Para una persona vegana el día del veganismo son todos y cada uno de sus días, puesto que quien es vegana o vegano tiene una postura ética y política que rechaza la explotación, sufrimiento y muerte de cualquier animal no humano, oponiéndose a su uso en la alimentación, la vestimenta, la cosmética y en cada aspecto de la vida. Una no juega con sus principios según el día, y para una persona vegana el principio en el respeto por la vida de los otros animales es inamovible, este día y todos.
El Día Mundial del Veganismo es el 1 de noviembre desde 1994, proclamado por Louise Wallis, presidenta de la Sociedad Vegana del Reino Unido, con la intención de celebrar el 50º aniversario de la fundación de la sociedad que Donald Watson creó en 1944. Wallis decidió que fuese este día porque está entre dos fechas relacionadas con la renovación y la vida, simbolizando de algún modo el veganismo y su respeto por la vida humana y no humana. Desde entonces, en todo el mundo se organizan eventos y acciones especiales en esta fecha y durante todo el mes de noviembre, considerándose el Mes del Veganismo.
Aunque es cierto que puede ser acertada la fecha dado que recoge el espíritu vegano, también debemos tener en cuenta que comparte día y por tanto festividad en el calendario con un festivo católico y quizá se ve algo invisibilizado, y honestamente es una pena. Por ello no debemos dejar de gritar muy alto el día 1 y el resto de nuestros días por aquellos que gritan pero no son escuchados. El día 1 de noviembre en Madrid 200 personas salieron a la calle a recordarnos que el veganismo es necesario y que su implementación en nuestras vidas es imprescindible si queremos un mundo justo para todas y todos, animales humanos y no humanos. El recorrido hasta el Congreso de los Diputados fue acompañado de cánticos, carteles y reivindicaciones que buscan la conexión con la empatía. Ésa de la que tanto se habla y tan poco se actúa. Y es que sin esa conexión, sin ese respeto por la vida ajena, estamos perdidos como sociedad. Realmente no tiene ningún sentido matar, dañar o esclavizar para el beneficio propio, y de eso trata el veganismo, de recordarnos que no estamos en este mundo para hacer de las vidas de otros un sufrimiento continuo, que no tenemos ningún derecho a pasar por encima de la vida de nadie.
Lamentablemente es en lo que crecemos y lo que continuamente aprendemos, pero que culturalmente lo tengamos arraigado no implica que haya que perpetuarlo. Las costumbres cuando hacen daño deberían ser automáticamente erradicadas, pero para ello el primer paso es dejar de ver a los animales no humanos como objetos para nuestro beneficio, debemos verlos como individuos con agencia, con capacidad de sentir, con deseos de vivir e intereses propios. Seres que merecen una vida digna lejos de la explotación y el sufrimiento.
¿Y por qué no hacerlo ya? personalmente siento que vivo en un mundo que en absoluto me representa. Todos los animales que son asesinados cada segundo en el mundo merecen vivir, y vivir en paz. Ellos siempre son los olvidados, los que no cuentan o cuentan por toneladas. Son absolutas víctimas de nuestro modo de vida egoísta, capitalista y desenfrenado. La sociedad delirante que nos rodea y que conformamos atenta contra toda vida que pueda ser explotada para el beneficio humano, y eso, queramos reconocerlo o no, es una absoluta barbarie y sin duda alguna una vergüenza para quienes nos precederán.
Romper con esta distopía está en la mano de todas y todos, existen alternativas más que suficientes para vivir una vida vegana cubriendo nuestras necesidades sin hacer uso de ninguna otra vida.
Entonces, querida lectora y querido lector, repito, ¿por qué no hacerlo ya? ¿Por qué no dar el paso al cambio? Si yo no quiero ese sufrimiento para mí ni para los seres que amo, ¿por qué iba a quererlo para seres sintientes que desean como tú y como yo, vivir en paz?