Vecinas del bloque de Tribulete 7 denuncian con una acción musical los planes de la socimi Élix Rental Housing

Las vecinas del barrio han querido visibilizar con esta jornada la situación límite que viven las 54 familias que serán expulsadas de sus casas cuando el fondo buitre adquiera el edificio de viviendas

Alejandra Mateo
y Elisa González.
El Salto Diario

Flamenco, manouche, swing de Nueva Orleans, músicas balcánicas, jazz, cumbia, boleros… Todos estos géneros musicales tan diversos y eclécticos resonaron el sábado 3 de febrero no en algún festival de música, sino en las viviendas del bloque número 7 de la calle Tribulete, en el barrio madrileño de Lavapiés. Este edificio se transformó desde las 14:00 en un auténtico auditorio gracias a la iniciativa popular “acción musical”, organizada por las vecinas del barrio junto con el Sindicato de Inquilinas de Madrid. El evento se ha llevado a cabo de cara a protestar y dar voz a las 54 familias de este Bloque en Lucha, que batallan a contrarreloj para evitar la compra del edificio por parte del fondo buitre Elix Rental Housing. Se trata de una una propiedad de AltamarCAM, una empresa inversora dirigida por Claudio Aguirre, primo de la ex-presidenta autonómica del PP, Esperanza Aguirre.

La estrategia que sigue el fondo de inversión se basa en comprar bloques enteros de pisos por todo el centro de la ciudad, reformarlos, convertirlos en apartamentos rehabilitados y aumentar por tanto su valor de mercado. Así, los pisos donde generaciones enteras de vecinas han residido durante toda su vida quedan transformados en apartamentos turísticos, viviendas temporales o pisos de lujo: “Son modalidades de alquiler que suponen la expulsión de los vecinos de sus propios barrios y contribuyen salvajemente a la gentrificación, el modelo de negocio pasa necesariamente por la subida abusiva de los alquileres y la expulsión de las inquilinas de sus casas”, explica Lucas, del Sindicato de Inquilinas. Como adelantaba El Salto, esta amenaza ya la han sufrido el pasado mes de diciembre las familias del bloque de la calle Galileo 22 en Chamberí, también afectadas por las acciones voraces de este fondo buitre que pretende expulsarles de sus casas para hacer negocio con las viviendas. El fondo prepara en adelante toda una oleada de desahucios por varios barrios de Madrid que podría llegar a afectar a más de 200 personas.

En esta ocasión, en lugar de salir con pancartas a la calle, las vecinas han optado por utilizar la música como herramienta de protesta y visibilización: tanto en los salones de las viviendas como en los balcones y a plena calle se realizaron pequeños conciertos de forma simultánea. Acudieron a apoyar la causa contra la especulación los artistas e intérpretes Celia Bsoul, rapera y poeta; Rocío Saiz; Alberto San Juan, quien ofreció un recital de poesía en la puerta de la zapatería Vinigon; El Artivista; Silvia Agüero con un taller de maldiciones gitanas; y Cristina Medina, quien durante la primera parte de la jornada leyó junto a otra vecina un comunicado en el que expresaban su indignación ante los abusos de poder de los grandes grupos inmobiliarios, así como la creciente gentrificación que están sufriendo los centros de muchas ciudades en toda España.

En medio de un ambiente alegre, optimista y festivo, más de 400 personas ocuparon masivamente la calle Tribulete para cantar los temas musicales que sonaban en directo, intercalados con momentos dedicados a corear a pleno pulmón consignas antidesahucios como “El barrio no se vende, el barrio se defiende” y “Nadie se mete con Tribulete 7”. Al final de la jornada, los músicos se unieron desde los balcones para ofrecer una última pieza musical, símbolo de la solidaridad entre culturas que define a este bloque tan heterogéneo donde conviven personas de perfiles y procedencias muy diversas: marroquíes, de etnia gitana, latinos, del este de Europa, algo que “responde a la riqueza y extraordinaria multiculturalidad de las comunidades y refleja el tipo de gente que estas empresas quieren dejar fuera de sus casas, las vecinas de toda la vida”, afirma el integrante del Sindicato de Inquilinas. Una vez más, los fondos buitre echan a las familias humildes de sus barrios para que en su lugar lleguen personas que disponen de elevados ingresos, las únicas capaces de hacer frente a los nuevos precios de los alquileres

La oleada especulativa de Élix alcanza Lavapiés

Eduardo y Paco viven junto a sus respectivas familias en el bloque de Tribulete, 7. Ambos se enteraron a través de los medios de comunicación de que un fondo buitre tenía intención de comprar el edificio de pisos donde llevan viviendo desde que nacieron. En las noticias ya se hablaba de las últimas operaciones de especulación inmobiliaria por parte de Élix en Chamberí y sus proyectos futuros de compra de vivienda en Tetuán, Ciudad Lineal y Prosperidad. En un primer momento comenzaron a notar movimiento regular de personas ajenas al edificio y atribuyeron su presencia a posibles inspecciones en las viviendas, aunque después sospecharon que se trataba de aquella operación inmobiliaria especulativa

Con dos hijos, de 5 años y 3 meses, el mayor de ellos con un 48% de discapacidad, y sin más ingresos que la renta mínima vital y la ayuda a la dependencia, Eduardo no ha tenido más remedio que resignarse ante la noticia de su inminente desahucio: “Un día nos avisaron de que el bloque lo había comprado un fondo buitre, y esto genera un problema enorme no solo porque no tenemos a dónde ir, sino porque implica cambiar de colegio a los niños y desestabilizar sus rutinas”, sostiene el vecino, quien añade que, en relación con el caso particular de su hijo con TEA (trastorno del espectro autista), “todo ello supone un hándicap adicional para él puesto que es muy sensible a los cambios”. Paco también tiene dos hijos, y en 2019 fue víctima del conocido desahucio de la calle Argumosa 11, situado en el mismo barrio del centro e icono de la lucha antidesahucios en Madrid. A las puertas de volver a verse en la calle y a pesar de tener el contrato de su piso en vigor y no disponer de deudas con la propiedad de la vivienda, no ha recibido ninguna alternativa de habitabilidad. A día de hoy paga 600 euros por el alquiler de su piso, un bajo de 30 metros cuadrados que Elix pretende reformar para aumentar —todavía más— su precio de venta.

Ambos convecinos se encuentran atrapados en el callejón sin salida que supone tener que encontrar un piso en Madrid donde vivir con dignidad a un precio asequible. A medida que escala desorbitadamente como nunca antes la gentrificación de los barrios y la especulación inmobiliaria en todo el país, acceder a una vivienda en la ciudad parece más una utopía que una posibilidad real: “La gente que está mirando pisos por Usera, Villaverde o Carabanchel no encuentra pisos por menos de 800 euros”, explica otra vecina de Tribulete 7 visiblemente afectada por el temor, preocupación y la incertidumbre derivados de “no saber qué va a ser de nuestro futuro a vistas de lo precaria que está la situación de la vivienda en Madrid”.

De momento, debido las sucesivas protestas y acciones llevadas a cabo por el Sindicato de Inquilinas y la organización colectiva de las vecinas del barrio, Élix ha manifestado su voluntad de iniciar negociaciones de mediación con las inquilinas para llegar a un acuerdo conjunto. No obstante, los intereses especulativos voraces del fondo buitre chocan frontalmente con las necesidades de las vecinas sobre poder vivir en sus casas a un precio asequible y con dignidad. “El pacto que quieren es hacer una reforma en todo el piso y subir el alquiler por las nubes, pero los vecinos no tenemos recursos como para pagar esos precios”, alega Eduardo, quien en estos momentos está en el paro, por lo que no dispone de una nómina que le permita alquilar un piso en otra parte de Madrid si le echan de su casa.

Ante esto, el Sindicato de Inquilinas sigue al pie del cañón organizando todo tipo de estrategias tendentes a frenar la vorágine especulativa tanto de Élix como de otros fondos de inversión que están dejando en la calle a miles de familias en toda la geografía del país. De momento se ha realizado una concentración el martes 13 de febrero en consonancia con la celebración de la junta de accionistas de Élix, en la cual se planeaba establecer las inyecciones de capital necesarias para adquirir los tres bloques de Tribulete, Valdano y Salvia, así como un cuarto bloque en Gràcia, Barcelona. “Los vecinos están pensando toda clase de estrategias y acciones de cara a mandar un mensaje muy claro a Élix de que si sigue adelante con su plan no lo va a tener nada fácil y se va a encontrar de frente con una estrategia vecinal unida y organizada”, declaran desde el Sindicato de Inquilinas.

En medio de un ambiente alegre, optimista y festivo, más de 400 personas ocuparon masivamente la calle Tribulete para cantar los temas musicales que sonaban en directo

‘Son modalidades de alquiler que suponen la expulsión de los vecinos de sus propios barrios…’

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