Sublevación popular: hacia una revolución provinciana

Gian P. Codarlupo

Al 23 de enero de 2023, Perú supera los sesenta muertos a manos de la policía y el ejército. En cualquier país civilizado eso sería un escándalo, pero a nosotros nos han acostumbrado a la violencia. El día 22 de enero ha sido intervenida por la policía la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que había sido tomada por los estudiantes para acoger a los hermanos y hermanas que llegaban del sur y se estaban sumando a la denominada “Toma de Lima”. En estos momentos la dictadura de Dina Boluarte es, en realidad, un cogobierno. Como afirmó la comunicadora y analista política peruana Laura Arroyo en una reciente entrevista con Glatzer Tuesta: “Hay que hablar de un cogobierno entre el poder económico, el poder empresarial, el poder judicial y el poder mediático”.

El sujeto político en el Perú está luchando por hacer valer sus reivindicaciones y dentro de los pedidos de la población tenemos: renuncia de Dina Boluarte; disolución del Congreso, nueva mesa directiva, convocatoria a nuevas elecciones, una Asamblea Constituyente Plurinacional y la libertad de Pedro Castillo.

Sin embargo, es necesario aclarar que Castillo traicionó a todo el mundo y cedió ante la derecha, pensando ingenuamente que de esa manera lo iban a dejar gobernar, pero lo que se le ha hecho es totalmente injusto. El congreso empezó a bajarse a todo los ministros incómodos y Castillo no se dio cuenta que él era la última pieza. Ahora Dina Boluarte es la fachada porque los que realmente gobiernan están entre las sombras y cuando esta señora ya no les sirva se van a deshacer de ella.

ojos viejos
ojos viejos

Lo que se vive en el Perú en este momento es una sublevación popular por parte de una burguesía provinciana emergente. Son cientos, miles de líderes los que están organizando las protestas, la gente ha dejado de creer en los héroes. Este año se renuevan las concesiones mineras, que tal vez sean la justificación principal de las masacres de este gobierno.

Todo esto es herencia del fujimorismo. Seguimos siendo un Narco-Estado. No nos estamos reconociendo como país, nos negamos a nosotros mismos, y eso debe cambiar. La población tendrá que decidir cuáles son los elementos más eficaces para frenar la represión por parte de la policía y el ejército, el pueblo tiene la última palabra.

La verdad es que la oligarquía peruana tiene miedo, se les acaba su época y viene una nueva transformación que no les tendrá piedad. No hay que tenerle piedad a esta casta política, es necesario hacer lo que haga falta en la desesperación por mantenernos vivos y con esperanza. Lo que empuja a la agitación es que la derecha ha dado el mensaje que ni siquiera con la votación la gente logrará sus objetivos. Es decir, la democracia ha fallado, hay que buscar alternativas. El mensaje que se está dando desde el gobierno es que la vida de los provincianos no importa, que hay vidas que valen menos que las de Lima, la capital. Hemos vuelto a los noventa donde era normal matar, violar, secuestrar y torturar. Hay que ejercer presión a nivel internacional, generar redes de solidaridad. No es posible que los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos hayan sido torturados. Eso es la “democracia” en todo su esplendor, será necesario, pues, golpear de manera contundente esas estructuras. Dina Boluarte tiene los días contados y con ella todos los que en este momento son sus aliados: van a caer. El pueblo ha tomado una consciencia nunca antes vista y ha perdido el miedo a las balas y a la muerte. Como diría Cesáreo Martínez en su largo poema “Cinco razones puras para comprometerse (con la huelga)”: “Y si consideras que estas cinco razones puras no son suficiente para que apoyes activamente a la huelga, la historia no te jugará, porque la historia no se ocupa de la mierda”.

HEMEROTECA

Solidaridad en Acción

spot_img

REDES MADRID EN ACCIÓN

Noticias relacionadas