En defensa de los derechos de las mujeres trabajadoras y feministas
COORPEN Madrid
La diferencia entre la media de las pensiones percibidas por los hombres y las percibidas por las mujeres es real: las mujeres cobramos unas pensiones que, de media, son un 32% menores.
Esta brecha de género en las pensiones está directamente relacionada con la brecha de género en salarios, que a su vez está relacionada con el trabajo de cuidados. Comparando el salario medio, las mujeres cobramos 4.721 euros menos al año.
Existen razones: trabajo cobrado en B, a tiempo parcial, en puestos infravalorados y feminizados, carreras de cotización cortas, con lagunas ligadas al tema de los cuidados tanto de hijos como de padres, salarios diferentes para trabajos semejantes, imposibilidad de cobrar determinados complementos, etcétera.
Lo cierto es que las mujeres seguimos ocupando más horas en las labores domésticas y de cuidados. Este tiempo va en detrimento del empleo remunerado. La división sexual del trabajo está basada en ideas profundamente arraigadas. Es lo que explica que, mientras los hombres prácticamente no modifican su comportamiento laboral, las mujeres sí lo hacemos para poder conciliar familia y trabajo, aun sabiendo que eso repercute en salario y, por tanto, en la futura pensión pública. La política de conciliación le sale prácticamente gratis al Estado, lo que hace que tengamos una de las tasas más bajas de natalidad de Europa.
Podemos denunciar hasta quedarnos afónicas, pero el problema de la brecha de género en pensiones que aparece en el momento de la jubilación arranca muchos años atrás, cuando las jubiladas teníamos treinta o cuarenta años. Y ahora, debido al principio de que todos los españoles somos iguales ante la ley, no podemos exigir “parches solo para mujeres”, y hay hombres que han podido reclamar y ganar ante los tribunales el complemento por brecha de género, nos parece bien. Pero no se resuelve, sino que aumenta la brecha de género.
Por ello, desde COESPE exigimos:
— La unificación de todas las pensiones, no solo las de jubilación, en el régimen general de la Seguridad Social. No más regímenes especiales.
— Igualar las pensiones mínimas con el salario mínimo interprofesional.
— Aplicar el complemento para la reducción de la brecha de género con efectos retroactivos.
— Aumentar las pensiones de viudedad hasta el 100% de la base de cotización de la pareja.
— Desarrollo pleno de la Ley de Dependencia. Las mujeres asumimos en su mayoría el coste que implica un familiar dependiente.
— La necesaria reforma fiscal, la reducción de los gastos militares, la auditoría de la Seguridad Social, que supondría la devolución de los gastos impropios producidos.
¡Gobierne quién gobierne, las pensiones públicas se defienden!