Una nueva Marea Blanca para salvar la Atención Primaria

Jesús Jaén

En tres meses, en la Comunidad de Madrid hemos asistido probablemente a dos de las más grandes manifestaciones en defensa de la sanidad pública: el 13 de noviembre de 2022 y el 12 de febrero de 2023 cientos de miles de personas nos manifestamos en defensa de la Atención Primaria. ¿Estamos ante una nueva Marea Blanca similar a la de 2012-13? Creo que hay similitudes y diferencias.

La nueva Marea Blanca no cae del cielo ni es una explosión espontánea como ocurrió en noviembre de 2012; es el fruto de un trabajo constante y paciente de cientos de activistas en los barrios. Hay que recordar que desde finales de 2020 y comienzos de 2021 numerosos vecinos y vecinas de los barrios obreros de Madrid como Carabanchel, Villaverde, Latina, Tetuán, Vallecas, y pueblos como Fuenlabrada, Getafe, etc., salieron a manifestarse en defensa de sus centros de salud, ante la falta de médicas y médicos, de pediatras y de personal sanitario. Los SUAP (Servicios de Urgencias de Atención Primaria) habían sido desmantelados por el Gobierno de Ayuso, y pasadas las oleadas de coronavirus se negaron a abrirlos.

Esta segunda Marea Blanca, a diferencia de la primera, ha tenido como principal protagonista de la lucha a la ciudadanía en su conjunto. Bien es cierto que al comienzo se movilizaron los profesionales desbordados por una situación laboral insoportable, y que desde hace unos meses también se vienen movilizando los médicos y pediatras con la convocatoria de una huelga indefinida; sin embargo, en mi opinión, el motor y la estabilidad de esta lucha, que ya dura dos años, se ha debido a la tenacidad de muchas personas que no trabajan en el SERMAS (Servicio Madrileño de Salud). Si se comparan las fotos de Cibeles de 2012-13 y las de 2022-23, veremos claramente como las primeras eran un inmenso colorido blanco (las batas blancas), y en las segundas eran miles de ciudadanos enarbolando pañuelos blancos.

En segundo lugar, ambas Mareas han nacido con elementos comunes. No han sido los sindicatos del sector ni las antiguas estructuras vecinales o los partidos de la oposición a Isabel Díaz Ayuso quienes han puesto en marcha este vasto movimiento. Como ya ocurriera en 2012-2013, la Marea ha nacido de la autoorganización de cientos de activistas de los barrios que, afortunadamente, han puesto por encima de las siglas, banderas y diferencias ideológicas la necesidad de defender la Atención Primaria. A esta encomiable tenacidad se sumaron después los sindicatos, los partidos, la FRAVM y otros colectivos. El resultado fue el ya conocido: cientos de miles de personas en las calles de Madrid aunadas a un solo grito en favor de la sanidad pública y dejando a un lado los protagonismos.

En estos momentos se debate cuáles van a ser los próximos pasos. Por un lado la respuesta del Gobierno sigue siendo la de ignorar, menospreciar y descalificar la movilización. No queda, entonces, más solución que continuar hasta lograr una victoria similar a la que logramos con la primera Marea Blanca, cuando se impidió la privatización de siete hospitales públicos y 24 centros de salud. Esta vez, la reapertura de los 37 SUAP y la contratación de médicas, médicos y pediatras suficientes en los más de 400 centros de salud.

Consulta popular

Para ello el espacio convocante de las manifestaciones (Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid) está preparando una consulta popular en la que van a tratar de que participen, una vez más, cientos de miles de personas. Los términos concretos de esta consulta aún se están dilucidando cuando escribimos esta crónica; aunque la idea sería colocar urnas en diferentes puntos de la ciudad y apoyarse en una consulta telemática.

La consulta popular, de llevarse a cabo con éxito, podría tener una gran repercusión no solo social, sino también política. No hay que olvidar que en mayo se van a celebrar las elecciones municipales y autonómicas. En mi opinión existen posibilidades de que el PP y Vox salgan derrotados si el conjunto de la ciudadanía se moviliza como lo ha venido haciendo a favor de la sanidad pública.

Mientras tanto, la lucha continúa. No puede pararse. Ni con la consulta popular, ni mucho menos con la convocatoria electoral. No podemos olvidar que lo que está abriendo la posibilidad de revertir la destrucción de la Atención Primaria es la persistencia de las concentraciones en los barrios y pueblos, además de las grandes citas en Cibeles.

Es el camino más directo para conseguir una Atención Primaria que cumpla su función social como fuera establecido en la Ley General de Sanidad del 25 de abril de 1986. Es la Primaria que necesitamos y no la que nos quiere meter este Gobierno del PP cuando Ruiz Escudero habla de un servicio solamente cubierto por enfermeras y atención telefónica. Unos servicios dignos, con suficientes profesionales que puedan desempeñar bien su trabajo en condiciones laborales dignas. En definitiva, una sanidad de calidad que sea universal y cien por cien pública.

HEMEROTECA

Solidaridad en Acción

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