Manifiesto
Este 23 de febrero, la Comunidad Educativa en su conjunto llenamos las calles de Madrid. Somos maestras, orientadoras, profesoras, educadoras infantiles, integradoras sociales, técnicas III, fisios, PTSC, enfermeras, personal de administración, investigadoras, estudiantes, familias… Somos miles unidas en defensa de la Educación Pública. Las trabajadoras de la educación pública soportamos ataques a nuestras condiciones de trabajo desde hace décadas, contando con cada vez menos recursos mientras se multiplican las necesidades. Hemos sostenido la calidad de la educación con nuestro sobreesfuerzo, a costa de nuestra salud física y mental. Pero los ataques no paran: cada curso nos arrebatan más recursos que van a parar a empresas privadas. Por otro lado, las familias de la pública vemos como la elevada ratio en las aulas y los recortes en el número de docentes afectan a la educación de nuestros hijos e hijas. Nos preocupa la falta de recursos para la atención a la diversidad (PT, AL, orientadoras, PSC etc.), y la externalización de muchos servicios de apoyo. La alta tasa de interinidad y precariedad de docentes y personal laboral de atención educativa repercute en la atención a nuestros hijas e hijos. Además, la privatización del proceso de solicitud de las becas del comedor, y los requisitos tan restrictivos para acceder a esta ayuda, dejan a familias y alumnado vulnerable fuera.
Por todas estas razones hemos decidido luchar, para hacer frente a la destrucción de la educación pública. Esta manifestación es un hito importante: nos hemos reunido las diferentes organizaciones de base, más de 20 colectivos de trabajadoras, estudiantes y familias para decirle alto y claro al Gobierno de la Comunidad de Madrid del Partido Popular que no vamos a permitir la destrucción de la educación pública. Hemos aprendido que este gobierno no va a parar hasta convertir toda la educación en un negocio, hasta condenarnos a pagar de nuestro sueldo a empresas privadas para recibir una educación de mala calidad, segregadora, en la que cada alumno es un número desechable. Pero también señalamos al Gobierno Central, cómplice de que la educación pública esté tan debilitada en nuestra comunidad, cómplice de sostener mediante leyes, financiación y convenios un proyecto neoliberal que concibe el aprendizaje como una mercancía y que es responsable de que se ceda espacio y recursos a universidades y escuelas privadas y concertadas.
Este modelo es responsable de que se desvíen fondos a empresas que apuestan por segregar y ofrecer una educación de peor calidad solo al amparo de su propio beneficio; también de que se precarice a las trabajadoras de la educación y se criminalicen sus protestas. Desde las escuelas infantiles donde no se ofertan plazas suficientes para que las familias podamos conciliar y las criaturas tener un sano desarrollo; hasta la universidad y la Formación Profesional, donde desde hace años, cientos de alumnos y alumnas ven como suben los precios de matrícula, disminuyen las plazas y se caen los edificios a pedazos..
¡Sobran motivos para luchar! ¡Estamos hartas!
- Hartas de la ratio abusiva en las escuelas infantiles y en los centros de Primaria, Secundaria y FP.
- Hartas del abuso de las categorías laborales más desfavorecidas y precarizadas, fuertemente feminizadas, a la par que se mejoran las condiciones de los equipos directivos
- Hartas de que el dinero público, el dinero de todas, se destine a la educación privada en todas sus etapas
- Hartas de no tener recursos ni tiempo para atender con calidad al alumnado, en especial al alumnado más vulnerable con necesidades educativas específicas
- Hartas de que las docentes de FP tengamos que realizar la búsqueda y gestión de convenios de prácticas. Funciones que nada tienen que ver con la docencia.
- Hartas de que la docencia y la producción científica en las universidades recaiga sobre los hombros de docentes e investigadoras cuyos salarios no llegan a los 500 euros
- Hartas de la criminalización del derecho de protesta estudiantil
- Hartas de que se nos caiga el techo; de que nos inunden las goteras; de estudiar y trabajar a temperaturas inhumanas porque no hay ni calefacción ni aire acondicionado
- Hartas de su maquiavélico plan de convertir la educación de calidad en un privilegio para los pocos que se lo puedan permitir
Pero aquí no acaba nada:
Estamos construyendo un movimiento poderoso. Un movimiento desde abajo que defiende los derechos de las trabajadoras y estudiantes de la Pública en todas sus etapas. Un movimiento que lucha por proporcionar una educación universal, gratuita y de calidad a toda la población. Un movimiento que reivindica también los derechos de las trabajadoras no docentes, que son una parte imprescindible de nuestro sector. Un movimiento que reclama financiación justa para la educación y la investigación en la universidad. Un movimiento que condena la represión de la protesta. Un movimiento que construye futuro para todas. ¡Juntas salvaremos la educación pública!