Cristina de la Cámara
Médica de Familia (jubilada)
Consejo de Salud de Carabanchel
La Atención Primaria es la base fundamental del sistema sanitario público. Es en los centros de salud donde se realiza una atención integral a la familia, mediante actividades preventivas (vacunas, citologías, seguimiento a niños y niñas y a mujeres embarazadas, etc.), así como atención a las consultas urgentes o programadas, y además atención en domicilio para aquellas personas que no pueden desplazarse.
Ya antes de la pandemia COVID-19 la Comunidad de Madrid mantenía una situación de gran precariedad en nuestros recursos sanitarios. Pero el deterioro ha alcanzado niveles muy graves durante la pandemia, debido al aumento de la demanda y a la disminución de profesionales por enfermedad. Actualmente, en Madrid son ya cerca de 300.000 los pacientes sin médico/a de familia o pediatra asignado.
La Consejería de Sanidad no solo no ha aumentado los recursos, sino que ha cerrado desde marzo de 2020 los Servicios de Urgencia de Atención Primaria (SUAP), obligando a los pacientes a acudir a Urgencias Hospitalarias en caso de enfermar por la noche. Se han cerrado incluso algunos centros de salud, totalmente o durante parte del horario.
Los profesionales están agotados tras dos años de trabajo extenuante, y carentes de esperanza ante esta Administración que les maltrata. Y la ciudadanía se resiente de las dificultades para obtener una cita y de las listas de espera para las consultas con especialistas.
El abandono del sistema sanitario madrileño por parte de sus gobernantes no es casual, ni justificado por la situación pandémica. Por el contrario, a Madrid (como a las demás comunidades autónomas) se han destinado fondos considerables desde el Gobierno central, fondos que esta comunidad ha dirigido en gran parte a los gastos del Hospital Zendal, cuya utilidad para los ciudadanos es muy cuestionable. Otra parte de los presupuestos se está derivando a conciertos con entidades privadas, entre las que destaca la empresa Quirón Salud.
En la etapa actual, en la que parece estar remitiendo la sexta ola de la pandemia, nos encontramos con una Atención Primaria que no solo no sale reforzada, sino que debe afrontar, con sus deficientes recursos, todo lo que ha quedado pendiente en estos dos años: la atención a los pacientes crónicos o a aquellos con COVID persistente (en torno a un 10% de los casos ), así como las actividades preventivas no realizadas (detección precoz de cáncer de mama y de colon, citologías, etc.). Hay que mencionar el gran aumento de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, que se relacionan con la inestabilidad económica, el aislamiento y la incertidumbre ocasionados por la pandemia.
Un dato importante a conocer es que la Comunidad de Madrid es la que menos presupuesto dedicará en 2022 a la Sanidad Pública (1.300 euros por habitante/año), frente a los 1.679 de media entre todas las comunidades, y a mucha distancia de Euskadi o Asturias (superior a 1.900).
Es especialmente grave la desprotección actual de las personas inmigrantes en situación irregular, privadas del derecho a la asistencia sanitaria durante los primeros tres meses de su estancia en España, y con trabas muy importantes para acceder a los trámites pertinentes posteriormente.
Desde las entidades comunitarias y desde los partidos de izquierda reclamamos la urgencia de una financiación adecuada, en particular para la Atención Primaria, que debe alcanzar el 25% del gasto sanitario público total (actualmente en Madrid solo se destina a Atención Primaria el 11,2%). Necesitamos cubrir todas las plazas vacantes de todas las categorías que trabajan en los centros de salud (medicina de familia, pediatría, enfermería, administrativas, fisioterapeutas, trabajadoras sociales, matronas, dentistas). Para ello precisamos medidas que atraigan a los profesionales que han abandonado la Comunidad de Madrid para irse a otros lugares con mejores condiciones de trabajo.
Urge abrir los SUAP para
la atención nocturna
de las Urgencias
Es imprescindible abordar en profundidad el acceso a las citas en los centros de salud, aumentando las líneas telefónicas, así como los recursos telemáticos.
Los ciudadanos y ciudadanas tenemos que establecer una firme alianza con el personal de los centros de salud para defender y mejorar nuestro sistema sanitario público. No podemos permitir que un elemento clave para asegurar el bienestar y la equidad social sea dinamitado por la ambición de las compañías privadas que están detrás del progresivo deterioro de la Atención Primaria. Hemos de trabajar activamente para que todo nuestro entorno comprenda la importancia de lo que nos estamos jugando. Promovamos iniciativas comunitarias para defender y mejorar nuestra sanidad.