Las cigarreras: unas precursoras del feminismo

Soledad Gato
Yayoflautas Madrid

El feminismo en Madrid tiene una referencia potente en las cigarreras de la fábrica de tabacos de la glorieta de Embajadores. Durante más de 170 años se reunieron allí unas 1.000 mujeres en turnos liando el tabaco desde muy niñas, enseñadas por abuelas y madres que vivían en las corralas de los barrios próximos.

Sus duras condiciones de vida las hicieron unirse para exigir mejores condiciones de trabajo, y participaron en protestas y levantamientos por sus derechos como mujeres trabajadoras y por el cambio de costumbres sociales que enjaulaban a las mujeres en el hogar.

Lograron tener en la fábrica guarderías donde cuidaran de sus hijos que llevaban con ellas, y establecieron jornadas de trabajo más aceptables y mejoras salariales.

Fueron ejemplo de solidaridad entre ellas y sus vecinos. Abrieron espacios donde acudir en su tiempo libre como merenderos, bailes, espectáculos populares, solas, sin compañía masculina, sin perder por ello su buen nombre.

Lograron, en un espacio próximo a la fábrica, una residencia para la vejez que en los años noventa aún acogía a algunas de ellas de más de 90 años. Esa lucha en Madrid y en otras ciudades de España donde también hubo fábricas de tabaco como Sevilla, Coruña, Cádiz, entre otras, fue un importante foco a través del cual se iniciaron en el camino a la sindicación de sus trabajadoras, influencia que alcanzó a los trabajadores de otras industrias.

En el inicio de los noventa el feminismo tuvo un resurgir más potente, a través de la representación en el Ayuntamiento de Madrid con el Grupo de Trabajo de la Mujer que se extendió a las juntas municipales. Y precisamente en la Junta Municipal de Arganzuela ese grupo revivió el recuerdo de la labor sindical de las cigarreras, dio a conocer su historia a través la proyección de un documental sobre las mujeres cigarreras de la fábrica de tabacos y logró, no sin esfuerzo, que se diera su nombre a una calle del barrio próxima a la antigua Tabacalera de la glorieta de Embajadores.

Actualmente este edificio está destinado a exposiciones y otros actos como centro cultural de la ciudad. Las cigarreras, además de haber dado lugar a la creación de historias y músicas populares, tienen el mérito inmenso de haber sido ejemplo de reivindicación de los derechos de las mujeres en todos los ámbitos sociales dentro y fuera de la familia. Las feministas en particular reconocemos y agradecemos su ejemplo en el logro de la consideración de nuestra presencia en la vida común de la ciudadanía y la exigencia de respeto y valoración en igualdad.

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