Fotos y artículo de Vecinas corniseras
(Parque de la Cornisa-Madrid)
Todo empezó con una nota de prensa a finales de julio de 2022: el Parque de la Cornisa iba a ser reformado. ¡Sorpresa! Nadie había oído nada, ni visto movimiento de técnicos municipales en el parque haciendo trabajo de campo para entenderlo. No se habló con la ciudadanía para sondear sus necesidades y demandas.
Con esa escueta nota de prensa rebotando en nuestras cabezas, la conversación empieza y las dudas surgen: “¿Qué se va a hacer?”, “¿Mejorarán el drenaje?… Una larga lista de preguntas nutre conversaciones, y ante ellas, una posibilidad: “preguntemos al Ayuntamiento qué tiene pensado hacer”.
Así nació el movimiento: deseando obtener la información que no se nos había brindado y conversando en el parque, espacio público y compartido, donde siempre han confluido diversas maneras de vivir, habitar y disfrutarlo. Compartiendo inquietudes e ideas se dibujó una acción clara y definida: “pidamos información y asegurémonos de que no arrasarán lo verde.”
La voluntad de conocer, escuchar y entender
Una no sale a la calle de repente un día a gritar consignas. O sí. Pero suponemos que eso ocurre cuando te adhieres a un llamamiento que ha tenido un trabajo previo.
Un trabajo que cuanto más esté basado en el deseo profundo de conocer, en mejor medida podrá ayudar a definir y accionar el movimiento. Conocer ya no solo la problemática germinal, sino las diferentes posturas, abordajes y sentires que alimentan la causa. Y para esto, la escucha es la herramienta clave. Mucho escuchar antes de ponerse a hablar, para entender las dinámicas y juegos de poder, conscientes o no, que se dan en el desarrollo temprano del movimiento.
Observar y entender, escuchar y comprender, pareció la mejor manera de empaparse de la diversidad de enfoques y ansias de contribución a la causa en aquellas reuniones iniciales en las praderas del parque.
Diversidad y constancia
Si te has “esponjado” de las aristas englobadas en el movimiento, se pueden identificar los flujos de acción más pertinentes y favorecer que cada persona encuentre su posición, su rol adaptado a cada manera de ser y momento vital. Si esto surge de forma orgánica, como sucedió con las corniseras, los vínculos que crecen entre las personas son muy sólidos y bonitos; cada una encuentra su lugar, su manera de aportar y nutrir la causa.
Cuando esto se empieza a materializar es una sensación maravillosa y autogeneradora de una energía especial y necesaria para el desarrollo del movimiento; se convierte en alimento de la constancia que la carrera de fondo que es la lucha requiere.
¡No a la tala! La gran revolución
El 15 de septiembre escuchamos las motosierras en el parque. Empieza la tala que cambiará su idiosincrasia para siempre y termina de encender a las corinseras: no podemos seguir esperando a que la Concejalía nos atienda ni creyendo en su palabra. Hay que revolverse.
Creamos una concentración informativa para acercar la poca información que se había compartido con nosotras a la vecindad. Empapelamos casi cada árbol del parque con un “Sálvame, que me talan” y compartimos y explicamos el plano del nuevo diseño y las consideraciones sobre el mismo que habíamos registrado en la Administración junto con una petición de reunión con el equipo técnico que tardó meses en materializarse.
Se corrió la voz, el parque se llenó, la vecindad se arremolinó para informase y contribuir. Recogimos más de 400 firmas en menos de tres horas y unas 1.000 en total en menos de una semana. Se evidencian las ganas de defender lo que siempre había sido el parque, un lugar de convivencia vecinal, y su esencia natural. Sin casi quererlo, se convirtió en algo festivo. Un tono que quisimos replicar un mes más tarde en un pícnic Informativo para seguir informando, recogiendo firmas y reivindicando una de las maneras de vivir el parque, disfrutando de sus praderas en armonía con la vecindad.
Solas no podemos. Acompañadas sí
Las redes ayudaron mucho a agregar a más personas, a amplificar nuestra voz, a seguir compartiendo información y entablar lazos de colaboración con otras entidades y plataformas que nos han ayudado a crecer y sentirnos arropadas. Pero también nos hacen reflexionar sobre el papel del activismo de sofá y hasta dónde puede llegar la generosidad del activismo de calle. Todavía no tenemos respuestas.
Conseguir la atención e involucración de los partidos y otras plataformas activistas ha sido crucial. La colaboración entre la diversidad de colectivos y la unión de fuerzas para la lucha es una herramienta fundamental para la resiliencia del activismo. Conectar con los partidos políticos para llevar las propuestas de defensa del parque de la calle a las instituciones se evidenció una pieza más para lograr defender el parque. No hemos encontrado, a estos niveles de política de barrio, más que ganas de saber, apoyar y colaborar en la causa por parte todos los partidos.
Observar y entender, escuchar y comprender, pareció la mejor manera de empaparse de la diversidad de enfoques y ansias de contribución