Futuro Vegetal: la primavera de la disrupción

Futuro Vegetal denunció la inacción de las Administraciones y la criminalización del movimiento climático y científico a través de acciones directas no violentas y reincidencia

Futuro Vegetal

El pasado 30 de marzo, Futuro Vegetal empezó una ola de protestas volviendo a manchar con pintura roja biodegradable las escalinatas de la Cámara Baja de los Diputados. Durante esta acción, el movimiento denunció la criminalización del movimiento climático y científico, repitiendo la acción que un año atrás, el 6 de abril de 2022, había conseguido congregar a un centenar de activistas y científicos para denunciar la inacción del Gobierno.

La inacción de las instituciones y la criminalización de la lucha climática han sido dos de las principales denuncias que han definido las acciones de Futuro Vegetal durante un mes, así como acabar con las subvenciones de la industria cárnica, demanda principal del colectivo. Desde Futuro Vegetal consideran que ese dinero debería destinarse, en cambio, a «una transición a un sistema agroalimentario justo y basado en plantas».

El 11 de abril, la sede madrileña del banco BBVA fue teñida de rojo y negro usando extintores, uno de los símbolos de Futuro Vegetal, denunciando así que este banco ha destinado 881,74 millones de dólares entre 2016 y 2021 a la industria cárnica y láctea española. Desde 2016 los bancos españoles han destinado más de 2.000 millones de dólares a estas industrias, siendo Santander (918,53 millones), BBVA y CaixaBank (104 millones) los principales inversores. El 17 y 21 de abril, militantes del movimiento replicaron esta acción en sedes del CaixaBank y de Santander respectivamente.

Pero no solo los bancos han sido protagonistas pasivos de la «primavera de disrupción», también políticos e instituciones han recibido estas acciones no violentas. El 13 de abril, día en que declaraba el resto de activistas encausadas por la acción en el Congreso de los Diputados, Futuro Vegetal volvió a reprochar al Ejecutivo los cargos impuestos a los miembros de Rebelión Científica, manchando de rojo y negro la fachada del edificio del Ministerio de Justicia y de la Delegación del Gobierno en Barcelona. En esta acción también se mostró una pancarta en la que se leía «Criminalizar a la ciencia es terrorismo de Estado».

El 18 de abril, a primera hora de la mañana, Futuro Vegetal cortó la vía de acceso a MercaMadrid, la mayor plataforma de distribución y comercialización de alimentos frescos de España, que concentra a un total de 70 empresas cárnicas, bloqueando la entrada y provocando retenciones en la M40.

Seis días más tarde, el 24 de abril, Futuro Vegetal volvió su mirada de nuevo a la política: dos grupos de activistas lanzaron pintura con extintores a las sedes del PP y el PSOE. Las militantes acusaron a los políticos de ser responsables del expolio y de la contaminación que corporaciones agroalimentarias y eléctricas generan en los recursos hídricos comunes.

Pocos días más tarde, además señalaron también a la Monarquía como «responsable” de este expolio. El 27 de abril, dos activistas de Futuro Vegetal se bañaron cubiertas en pintura roja y desnudas en las fuentes de los jardines del Palacio Real para señalar la complicidad de la Casa Real. «Promocionan los beneficios privados y se benefician directamente, mientras la población se aproxima a hambrunas debido a las sequías y al caos climático», denunciaron las jóvenes.

El 28 de abril, ocho militantes del colectivo Futuro Vegetal escenificaron su muerte a las puertas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, marcando el final de su campaña en abril. Los activistas portaban carteles en los que se podían leer frases como “Me asesinaron para robar mi cosecha” o “Muerte en un episodio de inundación”.

Durante estas acciones, todos los activistas fueron identificados y en su mayoría multados, detenidos y llevados a comisaría. A pesar de la represión sufrida, a la que se suma la infiltración de una policía identificada en marzo y las imputaciones de periodistas que cubren las acciones, los miembros del colectivo afirman que seguirán movilizándose y actuando para reivindicar sus derechos.

«No vamos a quedarnos mirando mientras corporaciones, bancos y Gobiernos colaboran activamente en un genocidio inminente», comentan desde Futuro Vegetal. Pese a las medidas que el Gobierno establece para frenar y reducir las emisiones, en 2022 aumentaron un 9% en el Estado español, según el informe científico Descarbonización 2023.

Durante el mes de mayo, y una vez finalizada su campaña de disrupción, el colectivo ha continuado denunciando la «incoherencia» de las instituciones y el lavado verde de empresas y Administraciones. El 22 de mayo, un miembro de Futuro Vegetal escribió frases como «+1’5°C colapso climático” sobre varias imágenes de la exposición Otros mundos de CaixaForum para denunciar el «lavado verde que hacen bancos y empresas a través de la cultura». Pocos días antes, el 17 de mayo, junto a organizaciones como Greenpeace, Fridays For Future o Extinction Rebellion, Futuro Vegetal irrumpió en los Premios de la Energia para exigir «una transición energética al servicio de las personas». La semana pasada, además, iniciaron una campaña de objeción fiscal, animando a la gente por redes a negarse a pagar 184€, el dinero que aporta cada ciudadano de la UE a las subvenciones de la industria ganadera (un total de 38,36 miles de millones de euros). Tomando como ejemplo al grupo antimilitarista Tortuga, Futuro Vegetal quiere que la gente pueda demostrar «su disconformidad con estas políticas que van en la dirección opuesta hacia la lucha contra la crisis climática». Los ciudadanos podrán hacer su declaración de la renta hasta el 30 de junio.

El colectivo ha recibido duros ataques por sus acciones, pero mantienen su postura: “Estamos viviendo una sequía que ya hoy está poniendo en jaque gran número de cosechas a lo largo del territorio. ¿Se supone que tenemos que quedarnos de brazos cruzados ante la perspectiva de enfrentarnos al hambre y la sed en un futuro próximo? Es inconcebible”.

La inacción de las instituciones y la criminalización de la lucha climática han sido dos de las principales denuncias que han definido las acciones de Futuro Vegetal

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