Juan Carlos Canino
Ágora Sol Radio
Los días 21 y 22 de mayo de 1983 se celebró el VI Encuentro de la Coordinadora de Radios Libres en Villaverde, que daría como resultado el conocido “Manifiesto de Villaverde”, del que ahora se cumplen 40 años. Un texto fundacional que recogía los principios sobre los que iban a funcionar las radios libres en los años posteriores y en el que se denuncia a los medios de comunicación al servicio del poder al mismo tiempo que se proclama la existencia de radios libres, autogestionadas, que operan al margen de cualquier grupo de presión político, económico y religioso. Las radios libres surgen así ante la necesidad de llevar la comunicación al marco cotidiano y plantean como respuesta la lucha contra el monopolio y la centralización de la comunicación.
En nuestros días, 40 años después, el Manifiesto de Villaverde sigue vigente, como lo demuestra la existencia de decenas de radios libres y comunitarias en numerosos barrios y ciudades del Estado español, muchas de ellas con décadas de funcionamiento siguiendo principios de independencia de poderes fácticos y autogestión. Estas emisoras son en sí mismas un movimiento social transversal que durante estas décadas ha retratado a otros movimientos sociales. El antimilitarismo y el movimiento anti-OTAN en los 80, la resistencia contra los fastos del 92, el movimiento de okupación y las grandes huelgas generales en los 90, las movilizaciones contra la Guerra de Irak y el estallido del movimiento antiglobalización a comienzos de la década del 2000, el 15M, el feminismo y, más recientemente, las luchas por la vivienda y en defensa de la sanidad y la educación pública han sido temas recurrentes en los micrófonos de estas radios.
En 2021 y 2022 hubo dos encuentros estatales de radios libres, ambos celebrados en Zaragoza, en el Centro Social Comunitario Luis Buñuel, en los que participaron más de una docena de emisoras. En estos encuentros, entre otros puntos, se debatió acerca de la vigencia del Manifiesto de Villaverde, que quedó plenamente ratificado con la inclusión de algunos pequeños matices para actualizar el texto a la realidad de los tiempos en los que vivimos, pero sin afectar a la esencia del manifiesto original. Dicho de otra forma: en el Estado español la radio libre sigue viva, sus prácticas siguen vigentes y sigue siendo una herramienta esencial para generar contrapoder.
Desde hace unos años, además, a este movimiento de las radios libres se suma el fenómeno del podcast, que en realidad ya lleva unos lustros con nosotras pero que se ha convertido en algo masivo en los últimos años, catalizado por la pandemia. En el Estado español un 51% de las personas escucha podcast, mientras que el 35% lo hace regularmente y declaran estar fidelizados con el formato de escucha de audios a la carta. No solo hay cada vez más oyentes de podcast, sino que los que hay escuchan cada vez durante más tiempo: en el último año se ha duplicado el tiempo de escucha de podcast situándose en 19 horas semanales de media. El auge y la potencialidad del podcast son indudables y ya se posicionan como tercer formato de audio más escuchado, por detrás de la música digital y de la radio online en directo y por delante de otras tendencias emergentes como los audiolibros.
La hibridación entre radios libres y podcast es evidente y natural en muchos casos. Hay programas de radios libres que se convierten en podcast y viceversa, y el resultado en ambos casos siempre va en el mismo sentido: aumenta la capacidad de difusión y el impacto del mensaje sonoro. Sin embargo, debemos trazar aquí una fina línea de advertencia porque al publicar estos contenidos en las plataformas digitales los estamos depositando en manos de grandes corporaciones comerciales, como Spotify o iVoox en unos casos, o de grandes grupos de información vinculados al poder, como Podimo.
Es hora de coger las riendas y que los medios de comunicación autogestionados asuman el difícil reto de crecer y adaptarse a los nuevos formatos de entretenimiento sin ser clientes de las grandes plataformas digitales, es decir, sin perder el control del canal por el que ofrecen sus contenidos. Y esto aplica para la escucha de audios y para muchas otras cosas. ¿Cómo lo hacemos?
Es hora de coger las riendas y que los medios de comunicación autogestionados asuman el difícil reto de crecer y adaptarse a los nuevos formatos de entretenimiento