¿Derechos humanos o intereses económicos?

‘El 2 de octubre del año 2020, la naturaleza del sistema en el que vivimos decidió arrollar a más de 4.000 personas de la Cañada Real, entre ellas a más de 1.800 niños y niñas. Hoy hace casi 1.200 días desde que nos apagaron. Este engranaje de constructoras, eléctricas y demás entidades que no entienden la vida como algo que vivir, sino que consumir, puso su foco en nuestras viviendas’. Así arranca el artículo que ha firmado Houda Akrikez en el Anuario 2023 de Energías Renovables. Y esto, lo que sigue a continuación, es todo lo que nos cuenta

Houda Akrikez*

De repente, éramos un estorbo, les impedíamos avanzar en la voracidad de sus sinergias. Arrasar y construir su mundo, negándonos nuestras vidas, negándonos como sujetos de derechos humanos. Lo peor es que ha llegado a tener comprensión por cierta parte del aparato mediático, político y social de este país, y lanzan el mensaje de que la vida de los vecinos y vecinas no importa, da igual, son pobres.

El error es que se creyeron su propia interpretación de la realidad y se equivocaron. Naturgy, actuando como verdugo, decidió cortar la luz y lo acompañó de un relato criminalizador nunca visto. Este relato fue continuado por la Comunidad de Madrid, y es más, lo materializan con sus declaraciones y con su inacción ante la vulneración de derechos. Nos injurian a todo un barrio habitado por más de 4.000 personas. ¿A quién se le ocurriría llamar defraudadores a todos los vecinos de un barrio del centro de una capital porque haya una concentración de delincuentes que defraudan a Hacienda? Eso no ocurre, excepto con los pobres. Total, las vidas de los nadie no importan.

Pero se creyeron sus mentiras, creían que en la Cañada solo había gente de mal vivir. Cuando cortaron la luz descubrieron que había cerca de 2.000 niños y niñas, y se toparon con una fuerza social. Es ahí cuando les surge la primera dificultad con la que no contaban: la mayoría de los vecinos y vecinas de la Cañada somos familias trabajadoras y humildes que no somos tan fáciles de criminalizar. Pero decidieron tirar para adelante. La inversión estaba hecha. No se iban a paralizar sus proyectos del ladrillo.

Nos levantamos así las mujeres de la Cañada; en un principio pensamos que lo hacíamos por nosotras y nuestra vecindad, pero pronto fuimos conscientes de que la lucha de la Cañada no era algo aislado, sino que este conflicto es una lucha contra la apisonadora, que hoy va contra nosotras pero que mañana puede ir a por cualquiera. Es muy macabro que los que se mueven bajo los intereses especulativos tengan la capacidad de decidir tanto sobre nuestras vidas. Es siniestro que quieran aniquilar nuestro barrio —donde tantas vidas concurren, cada una con sus historias— para vender viviendas a un precio de mercado desorbitado.

Pido comprensión y no entender esto como un problema que solo nos afecta a nosotras. Por eso, creo necesario explicar cuál es nuestra lucha y por qué es justa. La lucha de la Cañada es la lucha por el derecho a la vivienda, por el derecho al medio ambiente, por el derecho de las mujeres, por el derecho de la infancia y una lucha contra la aporofobia.

Nuestra propuesta ciudadana para la Cañada Real se resume en tres puntos: luz ya, contratos y mesa de seguimiento. Vemos necesario explicarlo: nos criminalizan como si no quisiéramos ser ciudadanas de pleno derecho y pretendiésemos estar enganchados a la luz continuamente, sin que el conjunto de la población sepa que si no tenemos puntos de acceso legal a la luz es por culpa de Naturgy y las autoridades que les respaldan, que no han querido regularizar los contratos, y eso que hay asociaciones de vecinos que lo han solicitado desde los años 90.

Luz ya porque no se puede mantener en la capital de la cuarta economía de la Unión Europea una vulneración de derechos humanos tan masiva y prorrogada en el tiempo. Es una cuestión que ha sido denunciada tanto por instituciones nacionales como internacionales. Es tan grave la situación que el relator de la ONU contra la Pobreza Extrema, Olivier de Schutter, en 2021 instó al Gobierno a actuar de una manera inmediata para que devuelvan la luz a la Cañada.

La propia Presidencia del Gobierno de España, en una carta de fecha 3 de marzo de 2022, dirigida a la Plataforma Cívica, reconoce la dramática situación y señala que “el Gobierno está comprometido en que se restablezca el suministro eléctrico lo antes posible, para mejorar las condiciones de vida de todas las familias de la Cañada”. El Comité de Derechos Sociales del Consejo de Europa ha admitido la primera reclamación colectiva presentada desde España, nos da la razón y exige a España restablecer el suministro eléctrico de manera inmediata.

Es daño que no pasa en balde para nosotras, nos genera un estado de depresión, nos aísla como ciudadanas y, sobre todo, nuestras niñas y niños pueden quedar traumados para el resto de sus vidas.

Contrato para los vecinos y vecinas. Lo que pedimos no es solamente que devuelvan la luz, sino que queremos contratos para poder regularizar nuestra situación como consumidores, pagar nuestros recibos y tener derecho a un suministro eléctrico como el resto de ciudadanos. Que nadie nos pueda acusar de que queremos abusar de nada. En los sectores cinco y seis de la Cañada Real no tenemos suministro legal por una dejación de funciones de la Comunidad de Madrid y de Naturgy. Nuestra voluntad es ser considerados por las instituciones como ciudadanos y ciudadanas.

Mesa de seguimiento. Necesitamos garantizar los acuerdos que se vayan alcanzando sobre la forma de celebrar los nuevos contratos. No podemos dejar nuestra suerte al albur de falsas promesas y falsas voluntades. Ya no nos fiamos, y por eso queremos que haya transparencia y que los vecinos y las vecinas podamos fiscalizar este proceso, porque una vulneración tan grave de derechos humanos no se puede solucionar de forma tramposa.

Estos tres puntos, en el orden expresado, son necesarios para garantizar que hay un cese verdadero de la vulneración de derechos humanos.

* Presidenta de la asociación cultural Tabadol y activista por los derechos humanos en la Cañada Real.

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