Una enriquecedora experiencia en la consulta por la sanidad pública de calidad y universal
Grupo de Trabajo de Comunicación de la Asamblea Popular de Carabanchel 15M
Qué alegre ha sido, para mí, este acontecimiento de la consulta por la sanidad pública de calidad y universal que nos ha brindado entablar conversaciones a pie de calle sobre la degradación de la sanidad madrileña con vecinos desconocidos del barrio de Carabanchel-Abrantes que se acercaban a las urnas y votaron por defender y acrecentar los medios materiales y humanos contra la privatización sanitaria neoliberal madrileña.
Alegre cuando, como vecino, como un donnadie más, he participado en la fragua comunitaria de los vecinos rebeldes del barrio de la Asamblea Popular de Carabanchel
Comunidad que, dedicada los días de la consulta a alentar la lucha popular en los demás, hemos visto como, durante este proceso consultivo, crecía fortalecida nuestra común conciencia alimentada por el aprendizaje que nos ha dado esta práctica democrática en las calles y plazas carabancheleras.
Sin embargo, también hemos entablado conversación, como no podía ser de otra manera, con quienes se dejan seducir por la intoxicación de la maquinaria propagandística de los medios de comunicación cuando nos reprochaban aquello de que “solo os mueve el interés electoral”, a lo que pacientemente contestábamos con nuestro “gobierne quien gobierne, la sanidad se defiende”.
Con quien no hemos conversado ha sido con la Policía Municipal, que en tono chulesco-autoritario nos denunció a quienes estábamos en la urna de la plaza de Oporto la mañana del primer día de consulta y nos obligó a desmantelar, esa misma mañana, la urna que habíamos instalado en el Centro de Salud de Abrantes.
De ahí que más allá de los 322.844 votos recogidos a favor de una sanidad pública en toda la comunidad autónoma de Madrid, lo que ha sido para mí más importante a remarcar, en definitiva, es el haber conseguido urdir un dialogo vecinal propiciado por un germen de poder popular en esta experiencia de democracia en las calles y plazas, más en estos tiempos de atomización individualista y competitiva en la que nos quieren mantener los poderosos intereses de las empresas privadas sanitarias que están entre las bambalinas de la “Pinocha” y el alcaldillo y sus guindillas.
