Desde la Red de Sindicatos de Barrio de Madrid creemos que, de cara a este 1 de mayo, el movimiento obrero debe ir más allá del lugar de trabajo e integrarse en la vida de los barrios, convirtiéndolos en espacios de resistencia y organización.
Asamblea Popular de Carabanchel
Vivimos tiempos en los que intentan convencernos de que la economía va bien y de que estamos en una senda de crecimiento. Pero la realidad es que, mientras las grandes empresas siguen incrementando sus beneficios, las trabajadoras seguimos viendo cómo nuestras condiciones de vida se deterioran progresivamente.
A esta precarización se suman dinámicas promovidas por el capitalismo como el individualismo, la insolidaridad, la apatía o incluso el temor a organizarnos colectivamente. Estas actitudes, que debilitan nuestra conciencia de clase, se ven reforzadas por fenómenos como la deslocalización industrial, el teletrabajo o los empleos a través de plataformas. Además, tras la Transición, se rompió el vínculo entre el mundo laboral y el tejido vecinal —que durante la lucha antifranquista habían estado estrechamente conectados— a través de la institucionalización de sindicatos y asociaciones vecinales, canalizando su acción hacia modelos asistencialistas y corporativistas.
La precariedad que enfrentamos no se limita al ámbito laboral; también se refleja en nuestras comunidades. Por eso, creemos que el movimiento obrero debe ir más allá del lugar de trabajo e integrarse en la vida de los barrios, convirtiéndolos en espacios de resistencia y organización. La lucha no debe limitarse a lo salarial: es necesario politizar los malestares cotidianos que genera el sistema capitalista y convertirlos en reivindicaciones colectivas. Aunque el centro de trabajo sigue siendo clave para el desarrollo de conciencia, los barrios también tienen el potencial de generarla.

Nuestra propuesta es construir una comunidad en lucha, donde el conflicto sirva como motor de conciencia. Queremos crear espacios colectivos —piquetes, manifestaciones, asambleas, asesorías, jornadas, charlas— que refuercen la organización y la solidaridad, tanto en el calor del enfrentamiento como en el día a día.
Como sindicatos con presencia en los barrios, nuestra labor es llegar allí donde el sindicalismo tradicional tiene mayores dificultades: pequeñas empresas, sectores con alta temporalidad o rotación, trabajadoras en situación irregular, en la economía sumergida, o personas en paro. Nuestro objetivo es fomentar la conciencia de clase en todos estos rincones donde también se vive la explotación. En el barrio, nos reconocemos mutuamente como trabajadoras, y a partir de esa identificación, podemos construir una cultura de apoyo mutuo y de lucha compartida. Cuando comprendemos que los problemas laborales de una vecina en una tienda se parecen a los nuestros en empleos precarios o intermitentes, entendemos también que la respuesta debe ser colectiva. Es entonces cuando aflora el verdadero potencial transformador de organizarnos juntas como vecinas y trabajadoras.
En este marco, entendemos nuestra labor como complementaria al sindicalismo combativo tradicional. Tejer alianzas entre ambas formas de organización fortalece los procesos de generación de conciencia y de lucha, tanto en los centros de trabajo como en los entornos donde vivimos.
Hoy en día, insisten en hacernos creer que nuestra situación mejora. Sin embargo, los salarios nos hacen perder poder adquisitivo, los despidos son más baratos, y la última reforma laboral de 2022, lejos de desmantelar la de 2012, la consolida. La figura del contrato fijo discontinuo no soluciona la temporalidad: la institucionaliza, dejando a muchas trabajadoras a merced de la voluntad empresarial. A esto se suma el encarecimiento constante de bienes básicos, el deterioro de servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación o el transporte, y un aumento del gasto militar, que sostiene la explotación a nivel global.
Frente a este panorama, tenemos claro que ningún gobierno va a ofrecer respuestas reales. Sabemos que los derechos no se conquistan con discursos, ni nos los ha regalado nadie: se han arrancado mediante lucha y organización. Por eso, creemos en la acción colectiva, el apoyo mutuo y la independencia política. No necesitamos promesas vacías, sino confiar en nuestra fuerza como clase trabajadora y avanzar juntas hacia la transformación social.
1 mayo 2025, Madrid
Red de Sindicato de Barrio de Madrid