Juan Presa
El día 4 de abril, después de una lucha de casi siete años contra el cáncer, falleció mi hijo Juan. Lo primero que me viene a la cabeza es la gran injusticia que es que los padres sobrevivan a sus hijos.
Quiero agradecer a todos los que en estos días se han dirigido a nosotros para darnos el pésame y ofrecernos ánimo. ¡Gracias a todos por vuestro ánimo y amistad!
Quiero expresar con toda rotundidad que mi hijo ha tenido una gran ayuda durante estos años y que por ello ha sido posible el haber aguantado todo este tiempo luchando contra esta maldita enfermedad. Esta gran ayuda ha sido la sanidad pública gracias a los hombres y mujeres que día y noche dan lo mejor de sí mismos para ayudarnos en nuestra lucha contra todas las enfermedades y dolencias. ¡Gracias a todas!
Si no es por la sanidad pública, yo no hubiera podido costear los tratamientos y medicamentos que desde el principio de su enfermedad ha tenido mi hijo. La sanidad pública, aun con todos los recortes que no han parado de hacerle durante los últimos años, es fundamental y necesaria para la mayoría de la población. Pienso que, como yo, la mayoría de los ciudadanos no tenemos la capacidad económica para hacer frente a los gastos que supone afrontar cualquier enfermedad, sobre todo si es grave y de larga duración.
Yo no creo que la sanidad privada, con todas las empresas que están ofreciendo seguros privados, que son negocios puros y duros, esté interesada en ofrecer, facilitar y garantizar a sus clientes los tratamientos tan costosos y de tan larga duración que se necesitan para hacer frente a enfermedades tan graves como el cáncer. Por eso no entiendo cómo tantos ciudadanos están contratando estos seguros privados… ¡Será la moda!
La sanidad pública es la mayor garantía que tenemos la ciudadanía para enfrentarnos a cualquier enfermedad leve o grave. Tenemos que luchar para que no sigan haciendo recortes y exigir que sea mejorada. Tenemos que luchar para que la Atención Primaria no la sigan deteriorando, que no continúen recortando los horarios, que no sigan despidiendo médicos ni enfermeras y que contraten especialistas. Que las urgencias en los centros de salud vuelvan a funcionar para no tener que ir a las del hospital y tirarnos horas y horas para que nos atiendan por cualquier dolencia, aunque sea leve. Que solucionen el problema de las listas de espera para cualquier operación o prueba quirúrgica. Que no sigan derivándonos a las clínicas privadas para hacerlas: tenemos que exigir que nos las hagan en la sanidad pública, en nuestro hospital de referencia.
Hay más cosas que podría seguir enumerando, pero solo voy a mencionar la última: no importa a quién hayamos votado o vayamos a votar, no importan nuestras simpatías políticas, todos somos ciudadanos que nos merecemos la mejor sanidad; nosotros, nuestros hijos, nuestros padres… ¡Todos! Y la mejor sanidad es la sanidad pública.
Tenemos que exigir a los que gobiernan y a todos los demás partidos que dejen de atacar a la sanidad pública y que pongan todos los medios políticos y económicos a su favor, pues a ella tenemos derecho toda la sociedad.