Miembros de la Revolución Fuego al Pacto: Ana Isabel Martínez, Emma Martín, Adolfo Tabasco y todas las que día a día nos inspiran y aportan desde su conocimiento y sobre todo desde su humanidad
Mucho se habla del Pacto Europeo de Migración y Asilo, el mal llamado PEMA, palabra que desde los movimientos de la lucha antirracista y por los derechos humanos nos negamos a usar por cómo nos recuerda a esa palabra malintencionada: MENA, que provoca esa disociación emocional y hace olvidar que menor también lo son los niños y niñas. Por ello, a lo largo de este humilde texto y de nuestra larga lucha, recurriremos siempre a la palabra “pacto”.
El pacto, que final y fatidicamente consiguió aprobación plenaria europea este 10 de abril de 2024, ha sido durante todo el proceso un hito en opacidad institucional, y a pesar de que tras su aprobación algunas ya hablan de él, aun a día de hoy sigue siendo en el detalle “quasi” un misterio.
¿Qué sabemos? ¿Qué consecuencias tendrá? ¿Qué nueva Europa dibujará?
Grosso modo se podría concluir que el pacto es la legalización de las vulneraciones que ya se venían cometiendo principalmente en periplos y fronteras de la UE.
Entendemos de manera certera y justificada que esto es un paso más de una historia que empezó hace mucho, pero que podemos situar de alguna manera en 2015, para algunos con la imagen del niño Aylan, para otros con el éxodo provocado por la guerra en Siria.
Desde entonces y hasta el 10 de abril, todo ha sido una serie de experimentos con puestas de termómetro social.
El acuerdo con Turquía, el cierre de fronteras, la creación de la Europa Fortaleza, la figura de Frontex, Lesbos, concertinas, externalización de fronteras, militarización de los mares, criminalización de la ayuda humanitaria, islas cárceles como Canarias, deportaciones de solicitantes de asilo a países como Ruanda… y ese largo etcétera han sido pasos del y hacia el pacto, y cuando la barbarie dejo de provocar calles y plazas llenas, se consideró que era el momento de darle luz verde, eso si, de espaldas a la ciudadanía (por si volvíamos a despertar).
A pesar de la ocultación interesada, hemos descubierto muchos aspectos que nos preocupan mucho:
Privación de libertad en ficciones de no entrada, refugiados a la carta que siempre fue intuido y ahora legalizado, instrumentalización y creación prácticamente de esclavitud con las directivas de Permiso Único y Tarjeta Azul, osadía de poner precio a la desaparición de obligaciones institucionales generadas por derechos que debieran de ser de todas.
Nos preocupa igualmente el Reglamento de Crisis y Fuerza Mayor, en el que se puede llegar a tratar a seres humanos en términos de guerra y militares, tanto a flujos migratorios como a organizaciones no gubernamentales y activistas que los asistan, y que intuimos extrapolable incluso a movimientos sociales con ese falso argumentario de seguridad, desestabilización e instrumentalización.
Todo es retroceso, se amplía Dublin, se baja la edad procedimental de Eurodac de 12 a 6 años, se reduce el arraigo familiar, disminuye la temporalidad de las residencias por asilo en sus diferentes variantes…
Según los mismos prólogos de los expedientes que conforman el pacto la finalidad es doble: la primera unificar a nivel legislativo en ámbito de migración y asilo, es decir, las leyes de extranjería de los diferentes Estados miembros se unificarán; y la segunda prohibir la movilidad interna de migrantes y refugiadas, quedando solo para aquellos a los que la directiva Tarjeta Azul ha osado llamar “migrantes de alto standing” (migrantes cualificados por estudios o por experiencia laboral en algún sector con demanda empresarial en Europa).
Para las que nos hemos adentrado en el pacto desde nuestra posición de defensoras de derechos humanos que trabajan desde la incidencia política, nuestra lectura es que ya no se quieren migrantes, solo refugiadas, y ademas a la carta, ya que el listado de “países seguros” donde se sesga el derecho a asilo, por entenderse que la mayoría de su población no lo requiere, se sitúa en su gran mayoría del continente africano y parte del asiático, casualmente quedando libres de castigo las blancas, cristianas y cualificadas, y conforme dice el prólogo de la directiva de Permiso Único, que atienda a demandas empresariales específicas.
Pero es cierto que cuando se llega a cimas como la del pacto resurgen los movimientos ciudadanos como actores políticos y sociales, y cuando la humanidad toca fondo y vuelven las noches más oscuras, resurgen y florecen la resistencia y la revolución como base de esperanza de un nuevo mundo.
Por ello, la sociedad civil en lucha contra el pacto, la misma que suscribe estas líneas, ha venido para quedarse, y abre sus brazos a todas aquellas que se quieran sumar.