Asamblea Feminista Prospe
Desde hace unos años la manifestación del 8M es un evento multitudinario. Se juntan miles de personas, de diferentes colectivos, con múltiples motivaciones, por un mismo objetivo: poner fin a un sistema que privilegia a unas personas por encima de otras para reconquistar, como mujeres, disidencias y personas situadas en los márgenes por el sistema patriarcal, el lugar que nos ha sido negado en la sociedad. Hay colores, hay música, hay caras pintadas y pancartas. Se corean cánticos, se levantan puños y se sonríe a las compañeras. Parece un momento de celebración. Y en parte lo es: cada día se dan pasos que mejoran la vida de las mujeres, se construye una sociedad más consciente y con mayor perspectiva de género, existe un abanico más amplio que acoge otras formas de ser, expresarse y sentir.
Parece un momento de celebración, pero también de lucha. Es un momento de reivindicación. En el que poner sobre la mesa temas importantes relacionados con los feminismos y las desigualdades de género. Porque en los últimos años se está viviendo un retroceso en el que el feminismo y la igualdad entre hombres y mujeres se cuestiona. Se cuestiona la violencia de género, se cuestiona la brecha salarial, se cuestiona el peso de los cuidados sobre las mujeres, se cuestiona la vivencia de las personas trans, se cuestiona la capacidad de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo… Y todo ello se cuestiona por una cuestión fundamental: el avance del feminismo provoca resistencias. Siempre ha sido así. Las exigencias que como mujeres hacemos, la propuesta de romper con las estructuras de poder que sustentan las desigualdades y alcanzar un sistema feminista, donde la vida sea el eje vertebrador y todas las personas tengan el mismo valor y los mismos derechos, supone que aquellos grupos más privilegiados se sientan amenazados, se resistan y pataleen.
Así que es un momento de celebración. Es un momento de lucha. Y es un momento que se nutre, se cultiva, se crea y recrea en los barrios. De lo pequeño a lo grande. De las calles a las plazas. Del extrarradio al centro. De lo cotidiano a lo institucional. Y en ello creemos en Feministas Prospe: de fijarnos en lo cotidiano para construir feminismo. Porque comienza en el día a día, en las calles del barrio, entre las vecinas. Cuando en las fiestas de distrito no se coloca un punto morado para poder afrontar las violencias machistas. Cuando se permite el deterioro de los servicios públicos de salud. Cuando no se mantienen ni generan espacios para disfrutar de los espacios públicos. Cuando se ponen trabas a los espacios y experiencias creadas por y para las vecinas.
Porque el movimiento feminista se plasma en grandes debates, en legislación nacional, en instituciones. Pero también se plasma y se crea en los pequeños gestos: en crear barrio en las asambleas y conocer a tus vecinas, en la juventud que canta y baila la última sesión de Bizarrap con Shakira, pero también es capaz de analizar el trasfondo de la misma. Teniendo conversaciones y organizando la rabia nos volvemos más libres, más conscientes y también más fuertes juntas. Organizando la rabia de forma colectiva le ponemos un sentido, le damos unas herramientas que nos permiten avanzar y sentirnos útiles y felices en estos cambios. Es por todo eso y por más que este 8M el feminismo parte de los barrios: porque las violencias y desigualdades que nos encontramos en el día a día, en la brecha salarial, en las profesiones feminizadas, en las agresiones en la calle, en las gotas de drogas vertidas en nuestras copas, deben ser abordadas también con decisión desde las instituciones. Porque el feminismo va a continuar reivindicando unos servicios públicos y unas condiciones de vida equitativas y dignas para todas y cada una de las personas.
Y es por todo eso y más que desde Feministas Prospe creemos y continuamos organizando la rabia: para encontrarnos entre vecinas y compartir vivencias, formas colectivas de hacer frente a las violencias y mecanismos para celebrar las victorias. Porque dentro del sistema patriarcal en el que todavía nos encontramos es fundamental continuar generando espacios en los que compartir y construir experiencias en las que creamos, que nos permitan desde lo cotidiano movilizar y plantear alternativas y pensar en un mundo donde no haya ciudadanos de primera y ciudadanas de segunda, experiencias que nos den la oportunidad de acompañarnos en el día y a día y de compartir todo aquello que nos duele, pero también todo aquello que nos ilusiona y que vamos construyendo.
Por eso este 8M salimos a las calles, reivindicamos, pero también celebramos. Vamos a acompañarnos un día más: nos vemos a las 17:30 en la plaza de Prosperidad para leer el manifiesto, como cada año, e ir juntas a la manifestación, que sale a las 19:00 desde Atocha, pasando por Cibeles para desembocar en plaza de España.
