(de un cliente tonto de Iberdrola para el señor Galán)
Con salvaje desprecio
un sinvergüenza se tomó la licencia
necia de adjetivarme. Yo no estaba presente.
Lo hizo desde su púlpito, sin nombrarme siquiera,
permutado en un dígito decimal de su nómina.
Cual geometría incrédula mis ojos orbitaron
por el humilde espacio que cabe en las paredes
de esta casa que tengo gracias a la ventura,
quien todavía me mira de frente y sin embargo.
Desde el filo la ira me rasgó la palabra.
Un alud de improperio para empujar el asco.
Yo sé que es hombre viejo como diría el poeta,
que eructa con sandeces de alma verruguicida
a una corte de mierdas eyaculando flores.
Pero a mí estas tontadas me vacían por dentro.
Como todo anticipo de final de la especie
que estultamente mengua su mundo nutritivo.
Como huracán que asola,
con salvaje desprecio.
Juan Carlos López | Miembro de la Asamblea Popular del 15M de la Sierra Norte